Desde que llegue a este país, he tratado de inculcarles a mis hijas el valor de nuestras costumbres latinas. Amo nuestras tradiciones, imito las costumbres que han pasado de generación en generación en mi familia y sobre todo valoro profundamente el libro de recetas que dejó de herencia mi abuelita. En él se encuentra una nota escrita de su puño y letra, muy especial, en donde dice “recuerda nunca desperdicies comida y se creativa en la cocina”. Recuerdo aquellos banquetes que ella preparaba los fines de semana para la familia. Cuando sobraba un poco de todo, al día siguiente, lo mezclaba armónicamente creando un delicioso Calentado para el desayuno.
Preparar ‘Calentado’ es una costumbre muy latina. Es común en los desayunos de Colombia, Venezuela, Perú, México y otros. En Colombia particularmente, el calentado tiene su origen en la época poscolonial de Antioquia. Surge de la necesidad de no desperdiciar o botar la comida, por la pobreza que se vivía.
Consiste en un plato muy provocativo, sabroso y colorido. Se mezcla lo que queda de comida del día anterior, generalmente para aprovecharlo en el desayuno. Debe servirse bien caliente. Puedes combinar el arroz, los frijoles, yuca, fideos, plátano verde o maduro, guiso, aguacate, no pueden faltar el huevo frito que lo haces al momento y la arepita que tienes reservada para ese gran día.
Hoy en día es común ordenar este plato de Calentado en restaurantes típicos colombianos. Aparece en el menú con la misma importancia que una bandeja paisa o mondongo. De solo pensarlo se me hace agua la boca… así que el desayuno de mañana en mi casa será un rico Calentado. ¡Adoro esta Rica Vida!
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